domingo, 1 de septiembre de 2013

¡Me vale madres! Prem Dayal

¡Me vale madres! Mantras mexicanos para la liberación del espíritu 
Prem Dayal
Ensayo por Patricia Paleta

La minoría o mayoría o más bien todas las personas son de mente cerrada y también errada. La conclusión de nuestra sociedad es una ignorancia total, un espiritualismo a un nivel para llorar, y un conflicto que hasta da flojera redactar.

Abrir la mente de una humanidad excesivamente machista, hermética e inflexible como la nuestra es algo sencillamente utópico. Una humanidad sin más aspiraciones que la reprobación, la censura y el ataque a la cotidianeidad de las ocupaciones ajenas; que se contradice todo el tiempo, fanfarronea sobre lo moral, sobre vivir en una linea predispuesta, seguir un patrón de vida, sobre lo correcto y lo incorrecto, el bien y el mal pero, ¡bah! ¿Qué es lo correcto, o lo perfecto, o indicado o real? ¡Ninguno de ellos lo sabe! ¿Por qué habrían de saberlo?

Estamos sujetos al caos, vivimos en él, convivimos con él e irremediablemente moriremos en él y es algo estúpido porque no nacimos con él. Aceptar socializar con él hace que la paz no exista, si existiera la paz, la sociedad no existiría, o tal vez no como la conocemos, tal vez sería una hermandad y es que todo ese caos inicia con el hambre de no dejar a los demás vivir como les plazca, desde el primer momento en que se les haya presentado la sensación de “quiero hacer esto” es limitado.

Se supone, o se supone que todos deberíamos no sólo suponer sino afirmar que, todos somos iguales respecto a valor humano, entonces ¿Por qué esa necesidad de tachar a otros por sus faltas, aciertos y/o estilos de vida? ¿quienes somos? Acaso una clase de ser omnipotente... No lo creo. No entiendo cual es nuestro complejo respecto a ello.

Tal vez sea que la pseudofelicidad ajena nos hace miserables. O nos encanta el poder, o criticar. O no nos encanta nada. O estamos muertos en vida. O nos da envidia. O copiamos la actitud de los demás. O estamos frustrados. O alguna de las anteriores. O ninguna.

Cada quien elige con qué herramienta traza el curso de su vida; todo un coctel de sabores, olores, colores e infinidad de características diferentes, extravagantes y otras no tanto ¿Pero es mala esa diversidad? ¡No!

¿Buenos o malos? ¿Ricos o pobres? ¿Conscientes e inconscientes? ¡Ay no lo sé! ¡Ni es mi problema! Cada quien es dueño de sus causas y consecuencias que algún día se verán reflejadas en una clase de efecto mariposa o circulo vicioso o teoria del caos o karma o juicio o conciencia o cielo o infierno o impuestos o un algo y, si no es así, no pasa nada, no es ni mi problema.

Cuando supe que tenia que leer el libro me tensé, mi hombro sufrió, mi billetera lloró y mi camita me extrañó (risas). Lo leí y ahora que he terminado no me siento tan fatal, y tampoco diré que fue lo mejor que haya ocurrido en mi vida pero, si me sirvió... ¿Por qué?

Porque tal vez no soy una asidua lectora, pero leo y siento que todas las cosas que leí en “Me vale madres” de Prem Dayal ya las había leído, o pensado, o comprendido o puesto en práctica o de hecho ya no sé que verbo usar porque siento que podría contradecirme y confundirme entre mi “Yo” real y el “Yo” falso como diría Dayal :S

Desde hacía tiempo sé que Dios es todo, y todo es él, que él sufre cuando uno hace estupideces, cuando uno se complica la vida cuando lo único que se requiere es amor, aceptarte, amarte y por consecuencia amar y aceptar a los demás viviendo en una linda armonía contigo mismo, con tu familia, con la humanidad, con las plantas, animales y naturaleza en general, con el todo, con Dios.

No creo en las tradiciones ni en las religiones y no por llevarle la contra a la multitud o porque mi familia me lo inculcó, sólo siento que es estúpido etiquetarte en una religión cuando simplemente puedes tener un estilo de vida en forma de Dios; el capitulo del extraterrestre me pareció la forma más acertada de explicar este punto, sí, ¿por qué rayos Dios quisiera manifestarse en iglesias o templos con Jesús, su hijo ,crucificado o con óleos del siglo V o estatuas con rostros de “Vivo un infierno y estoy triste” o rezos repetitivos que ¡Ay! ¿Por qué con 5 ave-maria's serías perdonado por mentirle a tus padres? Siento que es tonto encerrarse en un lugar en el que piensa la gente que en una hora será bendita o inocente o perdonada.

Casual que las diferentes religiones/sectas en mi colonia se jactan de ser lo perfecto pero, una vez una compañera me contaba de que en sus ideales si vivías en unión libre o te casas con alguien de otra religión te ibas al infierno o te sacaban de su iglesia y al poco tiempo me contaba que necesitaba ir Catemaco con un brujo a hacerse una limpia y bueno, son estúpidas sus contradicciones y en fin, me “río” de las irregularidades de la religión de esta chica y seguramente alguien se está riendo de las mías y alguien de ese alguien y así sucesivamente.

Decía que mientras leía el libro a veces me sorprendía o me decepcionaba, me confundía o me iluminaba. ¿Pancho López? No sabía si era un chaka, o si era una especie de sabio/grosero, o Pancho López que salía en televisa, o un chaka con buenas ideas, así que me quedé con la idea de que sólo era una imagen de Prem Dayal en la cual escudarse por si alguien quería demandarlo o algo, con la cual pudo expresar afirmaciones bien interesantes (que bueno, a mi no me molestan, de hecho estoy muy de acuerdo). El usar groserías para expresarse no me molestó ni me impactó porque las groserías son eso porque las sociedad las etiquetó así, como “malas” en ciertos contextos pero, insisto, yo sé que en el fondo fue una forma de llamar la atención de cierto target, sí, tú vas por Gandhi (la librería) y de repente “Oh, por Dios, un libro que se titula con una grosería, ¡Pff, tengo que ver de que se trata!”, al menos en un porcentaje sí se trató de eso y también porque en esencia “me vale madre” o “a la chingada” o cosas así son palabras, sílabas, letras, y en el contexto no son tanto utilizados como groserías sino como adjetivos o conceptos.

Lo de los alquimistas patas pa'arriba me pareció muy cierto, ahora supongo que mi familia y las familias de mis amigos y vecinos y del mundo en general son de esa “banda”, y en verdad no sé si quien escribe este ensayo soy yo o quien creo ser o mi mamá (risas, otra vez), lo cierto es que el proceso de los mantras mexicanos, llevarlo a cabo con totalidad, no es de un día para otro, o de una tarea de control de la calidad para otra.

Sí concuerdo en que somos limitados en la infancia, que nacemos de cierto modo y somos moldeados de otro, nos empapamos de las culturas, tradiciones, costumbres, ideas y conceptos de nuestro entorno familiar y de como nuestros tutores nos eduquen para hacernos niños buenos según la definición de “niño bueno” en la sociedad en general, o en la sociedad mexicana o poblana. Lamentablemente eso va a seguir pasando, puede que con el paso del tiempo (muchísimo tiempo) algo comience a cambiar en el tipo de educación que las familias dan a los bebitos, pero por ahora sólo veo que los mantras que el libro nos plantea podrán ser llevados a cabo por una persona hasta tiempo después de que “ya se chingó el asunto” (sí, la parte que nos describe el autor como el momento en que el niño pierde su dignidad, su inocencia, y se da cuenta que siendo como es, chillón, desobediente y berrinchudo, no logrará la aceptación de las personas y se esmera en ser alguien que no es, un “él” que a sus padres si les agrada al cual le dan amor y cariño) porque seguiremos siendo formado según nuestra cultura, triste, pero cierto. No nos van a dejar ser desobedientes, porque ligan conceptos de “será un asesino” “es tan pequeño que echará a perder su vida si no lo guiamos”, así que a mi edad por ejemplo, particularmente ahora, puedo tratar aplicar estos métodos en mi vida.


Mujeres con huevos” jajaja, me divirtió, relativamente, más la historia que nos contó Dayal, ah pero mi historia favorita fue la de Alejandro Magno, pero algo que noté fue ese sentido del humor tan fumado, deshinibido y creativo, me recordó algunas historias que había leído antes sobre vacas que hablaban un español quebrado y realizaban operaciones matemáticas básicas, bueno, el tipo de redacción y el grado de “locura” se parece mucho al de Juan Carlos Pereda Velasco, un escritor de la misma onda. Y lo de la lavadora con chichis, creo que fue algo que en verdad me causó gracia.

Leía página tras página y lo que más ansiaba era llegar a los tres mantras mexicanos que había visto en el índice. Aún iba en la parte de ¿cómo ser yo?, pues teniendo confianza en Dios, en aceptar que se haga su voluntad, en dejar de pensar, en abandonar las ideas de la sociedad, en cerrar los ojos y sentir felicidad cuando tuviera dentro de mí las cosas que realmente quiero hacer, decir, pensar, en no ser negativo, en iniciar la transformación en mí ser para que, gracias al efecto mariposa, el mundo resintiera mis cambios (no mis mejoras), mi nuevo y renacido ser y así mis “pequeñas acciones” se manifestarán en el mundo, en la naturaleza y estuviera en paz conmigo y con Dios, que es uno mismo conmigo... Y eliminar las diferencias con el mundo, las barreras, las banderas, las nacionalidades, las camisetas.... Cuando al fin llegué, no pude evitar que al leer cada mantra rápidamente los relacionara con hechos que me ocurrieron en la semana:

1)¡ME VALE MADRES! Mantra del desapego, de la eternidad, de la responsabilidad , de la revelación luminosa, de la divina aceptación, de la divina inocencia y mantra del amor
Cuando llega el momento de "ya se chingó el asunto", cuando creemos que como somos solo seremos blancos de burlas, criticas, castigos y hasta golpes decidimos volvernos algo diferente de lo que somos, tratando de ser "Él", un güey capaz de lidiar con esta vida, un güey que no existe, sólo finge que existe, que no existirá y que no es alcanzable y entonces habrá frustración y odio por no ser capaces de ser lo que no somos y por lo que somos, de allí muere el autoestima, y el amor a sí mismo por ser mentirosos y es entonces que se aplica el mantra “¡Me vale madres!”.

¡Me vale madres!” me dice que no me obsesione con metas o poder o amor o lo que sea, que me relaje, me liberemos de distracciones, ambiciones, expectativas, tensiones y que me valga madres ser lo que otros quieran y que ponga mi energía en la verdadera inspiración de mi vida y que Dios me guíe por el camino. El mantra me ayudará descubrir “quien soy” y a desaparecer “quien no soy,” sin forzarme, más bien relajarme.

Me ayuda a no comprometernos a algo que no quiero hacer, me hace libre mas no irresponsable; me permite no tomar los compromisos que no quiero, pero no a zafarme de los que ya he tomado... Un ejemplo:

El jueves pasado estaba enfermísima de gripa o gripe o como se llame, tenía alergia por el medicamento que estaba tomando, me sentí fatal del cuerpo, de la congestión, de la tos y de la cabeza, eran las 2 de la tarde y lo único que deseaba era largarme a mi casa y dormir o vomitar o descansar pero no podía irme ¿por qué? Porque tenía clase a las 5pm y 6pm y mi profesor de Control de la calidad y No tejidos 1 me había dicho que en sus materias una falta en el curso jamás te haría acreedor de un 10, porque ya no era la excelencia en su totalidad y esas palabras retumbaban en mi mente con una constancia terrible, me torturaban casi igual de doloroso que al ardor en mi piel por el síntoma de cuerpo cortado, o que mi nariz deshecha o mi cefalea intensa, pero no tenía otra opción, estaba obsesionada con las palabras del profesor, con el 10 en mi cardex al finalizar el cuatrimestre y no tuve más remedio que quedarme todas esas horas libres en la facultad, deseando llegara la hora, sufriendo físicamente, mi cuerpo no daba más y aun así lo obligaba a mantenerse de pie por toda esa eternidad, soñando con ese 10, y el final es aun más triste... El profesor no llegó a la primer clase, pero avisó que llegaría a la segunda y pensé que si ya había sufrido por 4 horas podría esperar un poco más y al final terminar como valiente pero no fue así, él no llegó, no supo de mi enfermedad ni de mi enferma perseverancia y al final quedé como tarada frente a mi misma. La enseñanza es que si hubiera leído el primer mantra del libro, desde las 2pm hubiera dicho “Estoy enferma, me siento fatal, ¡me vale madres!, me voy a mi casita”... :(

Me vale madres también habla de soltar la ideas y costumbres; el pasado terminó y el futuro todavía no llega y no tengo por qué torturarme con ninguno de los dos, ni con recuerdos ni suposiciones, ya que son tiempos mortales, del hombre y sólo viviendo en el presente encontraré a dios, porque en el presente no hay tiempo ni espacio definidos y por lo tanto mi mente no cabe, y mi mente que está llena de todos los instructivos que la sociedad me ha instalado no funciona allí, y por lo tanto el presente es igual a eternidad y eternidad es Dios, y por lo tanto debo gozar el presente en su perfección, en Dios. Significa que no me importa nada más, me vale madres todo! me amo, te amo, amo a Dios y me basta.

2)¡A LA CHINGADA! Mantra de la purificación, santo mantra del perdón
Es el mantra para liberarnos de usurpadores, restituirle a Dios lo que era y es suyo, para expulsar el veneno del pasado de mi ser.
Mi cuerpo se libera todo lo que le impide ser natural y relajado, los traumas serán sanados, las represiones liberadas, los pecados perdonados. Es la liberación de las culpas o pendejadas del pasado que hice en un estado inconsciente y por lo tanto comentes pendejadas porque sentir culpa no tiene sentido, Si hice una pendejada pues ya ni modos la hice y no tengo por qué flagelarla toda mi vida, no puedo anular sus consecuencias pero si evitar cargarla hasta la muerte
Practicar el mantra ¡A la chingada! Es tirarte al piso, revolcarte de dolor por haber causado sufrimiento, sentirte morir por lo hecho y no puedes reparar, llorar, gritar, y sentir coraje contra ti, con la vida, con dios, hasta que tu cuerpo no aguante, tu voz esté rota y tus lágrimas agotadas y gritar “A la chingada” con todo el arrepentimiento que quepa en el cuerpo, porque Dios siempre perdona y “nunca es demasiado tarde para despertar y darte cuenta que dormiste toda la vida soñando ser víctima y verdugo en el mas inhumano de los infiernos” y el final transformarte, despertar sin culpas.

No puedo negar que tuve un crush bien intenso con este mantra, creo que de los 3 fue con el que más me identifiqué, el que más he utilizado, el que más me ha servido en mi experiencia de 20 años de vida y debo aceptar que necesito pornerlo más en marcha.

3)¡NO ES MI PEDO! Mantra de la desidentificación, mantra del diamante, luminoso, mantra de la libertad, la sagrada puerta de la eternidad, mantra de la divina inteligencia.
Para este mantra se necesita buscar a Dios, para lo cual se necesita saber ¿Quien es dios? Pues el amor no puede ser explicado, solo se provoca, es una expresión directa de dios y por lo tanto Dios no puede ser explicado, solo provocado, ser vivido. La búsqueda de Dios es la búsqueda de ti mismo, por que tú eres de él y él es de ti, por lo tanto si sabes quieres eres tú, lo habrás conocido a él.

Y ¿quien soy yo? soy lo que dios ha creado y no lo que la sociedad ha hecho de mi, Soy un ser indefinible, único e irrepetible, no soy historia ni biografía. Decir “Soy patty, soy mexicana, soy estudiante, soy.... son definiciones que no dicen nada de mi porque no nacieron conmigo; vivimos identificados con cosas como el orgullo del nombre, nacionalidad o banderas, que nos reducimos a comportamientos infantiles y hostiles.

Las etiquetas son de los alquimistas patas pa' rriba para distraernos del verdadero ser pero si tu rezas “No es mi pedo” logras fácilmente tranquilidad y desapego de una etiqueta, te ayuda a no vivir esclavo de ideologías que no son tuyas; eres libre de soltar todas las identificaciones que te dio la sociedad.
Cuando estas identificado con algo y te defines como tal, te estas limitando , naces ilimitado y en lugar de quedar abierto a la gloria de Dios te entierras a un sistema de creencias.

Reza ¡No es mi pedo!, ¡No es mi pedo!, ¡No es mi pedo! y todas las identificaciones desaparecerán, las mentiras se revelaran y empezaras a percibir la aparición de tu nuevo ser, que no vas a ver directamente pero vas a sentirlo. A Dios no se le encuentra con una definición sino siendo uno mismo.

Al final tu no perteneces a ninguna religión, eres de Dios, que no espera nada de ti, te acepta como eres, y eso basta. Tu no eres nada de nada, ¡No es tu pedo! ¡Y punto!

No había pensado mucho en ésto de las etiquetas y el caos que causan, no creí que una etiqueta hiciera tanto daño pero ahora que lo sé quiero poner en práctica el tercer mantra que a decir verdad nunca había usado.


Los mantras mexicanos tienen el poder de mandarte al presente, de aliviarte, de encontrarte, de transformarte, porque no son solo palabras, son actitudes transformadoras, sí eso, que te guían a eliminar miedos, recuerdos, suposiciones, doctrinas, creencias, a sentirte bien, a desconectarte de la suciedad del mundo, de lo que fuiste embarrado en el transcurso de tu vida y que no te sirve para nada. Este libro me deja un buen sabor de boca, algo de confusión insisto pero aprendí suficiente y creo que tendrá repercusiones en mi vida, en mi sentir y en lo que haré de mí los próximos años y en la forma en que influiré a mis hijos o en mi círculo, y espero hacer las cosas bien para que con el efecto mariposa pueda darle un empujón al planeta y a la humanidad que tanto lo necesitan :)



Fuentes:
-¡Me vale madres! Mantras mexicanos para la liberación del espíritu 
Prem Dayal